Fernandito sufría carencias en su casa, "luego nos pedía un taco", recuerdan vecinos

Fernandito sufría carencias en su casa, "luego nos pedía un taco", recuerdan vecinos

Marcelina, madre de Fernandito —el niño asesinado por una deuda de apenas 1,000 pesos—, enfrenta una discapacidad en el habla que no solo le impidió reunir el dinero, sino que también dificultó que pudiera denunciar a tiempo a los tres prestamistas que secuestraron a su hijo.

Con la voz entrecortada, la tarde del 7 de agosto, pidió justicia tras la detención de los responsables, quienes fueron ingresados al penal de Neza-Bordo. “Que no se quede esto así. Que caiga el peso de la ley sobre ellos. Quisiera que se haga justicia por mi niño, es lo único que yo quiero… justicia para él”, expresó con dolor.

En el penal de Neza-Bordo, el viernes 7 de agosto, se llevó a cabo la audiencia contra los tres prestamistas acusados de secuestrar y asesinar a Fernandito. Los imputados fueron identificados como Carlos “N”, Ana Lilia “N” y Lilia “N”.

Según la denuncia presentada por Marcelina, madre del menor, ella solicitó un préstamo a estas personas, pero al no poder pagarlo, los agresores llegaron hasta su domicilio, en la colonia Villas de San Isidro. Allí, le arrebataron a su hijo de los brazos, advirtiéndole que lo “tomarían en prenda” hasta que liquidara la deuda.

Madre de Fernandito sufre discapacidad; vecinos piden ayuda para ella

Marcelina, madre de Fernandito, acudió en tres ocasiones a la vecindad donde vivían los usureros que retenían a su hijo. A pesar de sus súplicas, nunca se lo devolvieron. El pequeño permanecía con las manos amarradas, en condiciones inhumanas.

Karen, vecina de la familia, relató los abusos que el niño sufrió en ese lugar: “Aquí lo maltrataban mucho, las personas que lo tenían lo golpeaban, lo trataban como a un perro. Lo tenían amarrado, le aventaban la comida al piso y lo bañaban en los lavaderos con agua fría”.

Pero el maltrato no empezó allí. Según la misma testigo, Fernandito también sufría violencia en su propia casa: “No le daban de comer, venía a pedirnos un taco porque su padrastro le pegaba. Como él es alcohólico, también lo golpeaba”.

La historia de Fernandito revela un entorno de violencia y abandono que se extendió tanto dentro como fuera de su hogar, un sufrimiento que terminó de forma trágica y que ahora moviliza a vecinos y conocidos para exigir justicia y apoyo para su madre, quien enfrenta una discapacidad y escasos recursos.

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