Por qué ocurren los “saltos” antes de dormir: la verdadera razón detrás de este fenómeno tan frecuente
A muchas personas les ocurre lo mismo: están a punto de quedarse dormidas, la respiración se hace más lenta, el cuerpo se relaja… y de pronto surge un sobresalto brusco, como si hubieran tropezado o caído desde una altura imaginaria. Ese movimiento inesperado tiene un nombre científico y es mucho más común de lo que parece. Se conoce como mioclonía del sueño o sacudida hípnica y forma parte de las respuestas normales del organismo cuando comienza la fase inicial del descanso.

Este fenómeno ocurre durante la transición entre la vigilia y el sueño, un momento en el que el cuerpo empieza a disminuir sus funciones de manera gradual. Mientras el cerebro reduce su actividad eléctrica, la frecuencia cardiaca baja, la respiración se hace más lenta y los sentidos comienzan a desconectarse del entorno, los músculos pueden mantenerse ligeramente activos. Esa desincronización entre lo que ya se está apagando y lo que aún permanece alerta genera una señal que el cerebro interpreta de forma errónea.
La explicación más aceptada por los especialistas señala que, durante este desfase, el cerebro percibe por un instante que el cuerpo está perdiendo estabilidad, como si se deslizara o estuviera cayendo. Para “corregir” esa falsa alarma, envía una descarga muscular repentina. Ese impulso es lo que se manifiesta como el salto o espasmo que tantas personas sienten justo antes de quedarse completamente dormidas.
Una de las dudas más frecuentes es si esta reacción implica algún riesgo. La ciencia es contundente: no es peligrosa. La mioclonía del sueño no está relacionada con enfermedades neurológicas o cardíacas, no deja secuelas y tampoco indica un trastorno grave. De hecho, la mayoría de las personas la experimentan al menos una vez en la vida, y para casi todos se trata simplemente de una curiosidad fisiológica sin mayores consecuencias.

Sin embargo, como cualquier función del organismo, existe un contexto en el que conviene prestar atención. Aunque la sacudida hípnica es normal, se recomienda consultar con un profesional si el sobresalto ocurre con mucha frecuencia, se repite varias veces por noche, dificulta conciliar el sueño o aparece acompañado de otros movimientos involuntarios durante el día. En esos casos, podría estar señalando estrés elevado, falta de descanso adecuado o alguna alteración en los ciclos de sueño que requiere evaluación.
En términos generales, la mioclonía del sueño es más común en personas sometidas a altos niveles de estrés, en quienes consumen bebidas estimulantes antes de acostarse, en personas físicamente agotadas o en aquellas con horarios irregulares de descanso. Por ello, muchas veces basta con ajustar rutinas, evitar el uso de pantallas antes de dormir o establecer horarios más estables para notar una disminución del fenómeno.
Para la mayoría, ese sobresalto no es una señal de caída ni un indicio de peligro. Es simplemente la consecuencia de un mecanismo natural en el que el cuerpo intenta coordinar el apagado progresivo de sus funciones. Un ligero “desajuste” en esa transición genera una sensación intensa, pero que en realidad no implica daño alguno.
La próxima vez que sientas ese salto repentino, recuerda que no es un signo de un problema grave. Tu organismo solo está ajustándose, pasando de la actividad consciente al descanso profundo. Es un recordatorio de que, incluso en los actos más cotidianos como prepararse para dormir, el cuerpo sigue operando con una compleja y sorprendente coordinación interna.
